FEBRERO: UN MES DE DOBLE CELEBRACIÓN
Desde el siglo III D.C., proveniente de Roma, el 14 de febrero ha sido celebrado como el Día de San Valentín. 22Las tradiciones de este día se han transformado hasta lo que hoy conocemos como el 3Día de los Enamorados9. En el siglo XX se popularizó el que fuese festejada únicamente por las parejas que estaban enamoradas. Sin embargo, hoy en día, se entiende que cualquier persona que quiera a otra, independientemente de la manera que sea (amistades, familiares, parejas, animales, amor propio) está invitada a celebrarlo.9Hjn
A pesar de que el amor es para todos y que va dirigido a cualquier persona, hay un tipo de amor que “nos cambia”, que es el responsable de ese lazo sentimental que las personas experimentan hacia sus parejas, es decir, el amor romántico. ¿Por qué decimos que este tipo de amor romántico nos cambia? Cuando nos enamoramos de manera romántica, tendemos a pensar que la persona que tenemos al lado es perfecta; exageramos sus virtudes y pasamos por alto cualquier defecto, es decir, idealizamos. Llegamos a pensar que esa persona no tiene nada malo, lo cual nos hace obligarnos a nosotros mismos, inconscientemente, a mostrar solo nuestra parte “buena” y así asegurar que a esa persona también le vayamos a gustar.
A veces, nos preocupamos tanto de mostrar sólo lo bueno que tenemos que llegamos, incluso, a mostrarnos de una manera que no somos o que es bastante alejada de la realidad. Se podría decir que, cuando estamos enamorados y queremos que la otra persona sienta lo mismo por nosotros, nos ponemos una careta en la que mostramos lo que nosotros queremos que la otra persona vea, aquellas cosas que le puedan gustar, dejando debajo de la careta esa parte tan real y propia de nosotros que no aceptamos y que nos asusta que vean los demás.
Resulta curioso que en el mismo mes que se celebra el Día de los Enamorados se celebre también el Carnaval, festividad en la que las personas se disfrazan de personajes que no son. Una cuestión que encontramos muy recurrente en nuestras consultas. Invitamos a hacer una reflexión sobre el error de la idealización del otro y nuestra insistencia por mostrarnos como no somos o mostrar solo una parte de nosotros por miedo al rechazo.
Aquí encontramos dos aspectos a tener en cuenta, que pueden provocar, a corto y a largo plazo, problemas tanto en uno mismo como en pareja. En uno mismo porque pone en juego nuestro autoconcepto y nuestra autoestima; dejamos de saber cómo somos porque estamos ocupados “aparentando ser”, en lugar de “ser” y conocernos de la manera que somos. Además, el querer ser alguien que, de algún modo no somos, nos hace rechazar nuestra entidad, dejamos de aceptarnos tal cual somos, alejándonos así de esa autoestima sana que nos asegura un bienestar mental.
A nivel de pareja, es cuestión de tiempo que terminemos mostrándonos tal cual somos. Conforme se va consolidando la relación, la pareja comparte más tiempo junta, se van descubriendo nuevas facetas y nuevos comportamientos del otro. Si en un comienzo “vendemos” aquello que no somos, la otra persona terminará por darse cuenta y podría sentirse engañada o decepcionada con la relación. Además, la idealización que se hace de la otra persona puede suponer un problema para cualquier relación debido a la excesiva carga de perfeccionismo que se le atribuye a la figura del otro, viéndose uno mismo desilusionado si la persona no actúa como nosotros habíamos pensado que haría.
Como dice Walter Riso: “sabrás que te aman de verdad cuando puedas mostrarte como eres sin miedo a que te lastimen”.
Cuando amas y eres amado, eres capaz de ser quien, y como eres sin miedo alguno, de la misma manera que ocurre cuando te amas a ti.