El miedo es una emoción intensa, que se activa cuando percibimos una situación, objeto o persona como peligro inminente, generando en nosotros una reacción de alarma.
Los miedos a nivel biológico son un esquema adaptativo, de alerta y supervivencia de los seres vivos. A nivel corporal podemos experimentar taquicardia, mareos, sudoración, tensión en los músculos, sensación de ahogo... En los seres vivos, el miedo tiene una función de adaptación: activa el cuerpo para huir de una situación peligrosa.
A nivel psicológico es un sentimiento de desconfianza con la idea de que algo negativo va a ocurrir ya sea real o imaginario.
A medida que vamos creciendo, nuestros miedos van evolucionando.
· Desde el nacimiento hasta los dos años, los miedos hacen referencia a la pérdida brusca de la sustentación, ruidos fuertes, extraños, separación de las figuras de apego, animales y oscuridad.
· De los 3 a los 5 años, el miedo a la pérdida de soporte y a los extraños disminuye, y aparece el miedo al daño físico y a las personas disfrazadas, manteniéndose a los ruidos fuertes, la separación, los animales y la oscuridad.
· Hasta los 8 años disminuye la aversión a los ruidos fuertes y a las personas disfrazadas, y aparece el miedo a los seres imaginarios, tormentas, soledad y escuela, manteniéndose el miedo a la separación, la oscuridad, los animales y el daño físico.
· En la etapa de 9 a 12 años, disminuye el miedo a la separación, oscuridad, seres imaginarios y soledad, y aumenta el miedo a la escuela, al aspecto físico, las relaciones sociales y la muerte.
· Los temores más frecuentes en los adolescentes estarían relacionados con la escuela, la apariencia física, la relación con los demás y la muerte.
· En el adulto joven es no poder independizarse, no encontrar trabajo, a no poder terminar la formación.
· En los más mayores los miedos suelen ser perder la memoria, contraer alguna enfermedad grave, no valerse por sí mismo entre otros.
Los miedos son aprendidos, bien por la observación de la reacción de otros, por una experiencia desagradable o pueden ser transmitidos culturalmente.
Lo primero es poder reconocer esos miedos para trabajar de manera precisa y poder ir trabajando desde lo que va experimentando a nivel corporal (reacciones fisiológicas y escucha emocional).
Cuando se está ante una situación que produce miedo es recomendable parar, respirar e ir describiendo aquellas sensaciones físicas y pensamientos que nos genera esa situación.
Finalmente, para vencer los miedos lo más importante es afrontarlos, siempre de forma paulatina y evitando escapar de esas situaciones, para no aumentar la intensidad del temor.
En los menores los padres deben reconocer, aceptar y respetar esos miedos sin restarle importancia, es importante que se le crea y se le acoja, escuchando, acompañando y sosteniendo desde el amor. El menor tiene a los padres como principal figura de seguridad.
Como padres debemos también reconocer nuestros propios miedos, ya que actuamos como modelos para nuestros hijos. Hay que dar a los miedos la importancia justa que tienen, ni más ni menos. Podemos buscar cuentos o crear historias que ayuden a los niños a identificarse con un personaje.
Además, reconocer la emoción de nuestros hijos y no ridiculizarlos. Debemos estar siempre disponibles para proveer de apoyo emocional, ayudándole a describir y enfrentar su miedo. En el acompañamiento se pueden programar exposiciones progresivas para afrontar esos miedos. Asi se evita que el niño desarrolle el mecanismo de la evitación y el no enfrentamiento a situaciones miedosas y o conflictivas. Sobre todo, reforzar todas aquellas situaciones en las que el niño vence o afronta sus temores, para favorecer que se exponga en un futuro a aquellas cosas que le producen miedo.
Los adultos tienen más herramienta para afrontar los miedos. En momentos de dificultad le cuesta más superarlo, también por esa conexión con los recuerdos infantiles, en los momentos de duelo también surgen miedos a la muerte, a la vejez y a la soledad.
Hoy, psicólogos y neurocientíficos están de acuerdo con que la forma de conquistar el miedo no es tratando de suprimirlo sino confrontándolo tantas veces como sea necesario. De esa forma el cerebro aprende.
Las técnicas de resistencia mental que desarrolló Eric Potterat para enfrentar miedos paralizantes son conocidas con el nombre de Las 4 Grandes y estas son:
1.- Establecer metas. Fijarse metas funciona con la ayuda de los lóbulos frontales (el supervisor del cerebro) son los responsables del razonamiento y la planificación. Concentrarse en metas específicas permite que el cerebro ponga orden en el caos y mantiene controlada la amígdala (el centro emocional del cerebro).
2.- Ensayar mentalmente (visualización). Debe realizarse mentalmente y de manera continua mientras se realiza cualquier actividad de tal forma que cuando llegue el momento de realizarlo, la actividad se desarrolle normalmente. Eric Potterat dice: "Si practicas primero en tu mente y luego haces un ensayo de lo que deberías hacer en un momento estresante, cuando tengas que enfrentarte con estas situaciones en la realidad será la segunda vez que lo hayas hecho frente a dicha dificultad, entonces tendrás una reacción de menor angustia".
3.- Tener pensamientos positivos. Esta técnica ayuda a enfocar los pensamientos. Pensar en las dificultades que tenemos que enfrentar o en situaciones negativas disminuye la posibilidad de éxito.
4.- Activar el control: esta técnica se centra en la respiración. Cuando conscientemente se respira lentamente logramos combatir los efectos que produce el pánico. Al efectuar largas exhalaciones hacemos que llegue mas oxigeno al cerebro con lo que logramos mejorar su funcionamiento. Una gran estrategia de focalización se logra a través de la respiración, esto debe hacerse sobre todo porque en respuesta al miedo, el cerebro deja de trabajar apropiadamente.
"La activación del control no funciona por sí sola, somos nosotros quienes tenemos que hacerlo de manera consciente. Cuando sentimos miedo, la amígdala envía señales tan poderosas que es difícil anularlas si no intervenimos en el proceso", afirmó Antonini.