Vamos a abarcar en primera instancia el abuso psicológico. Hay veces en que las palabras hieren más que los golpes, de hecho, los efectos psicológicos de las burlas en los niños pueden ser muy perjudiciales para su autoestima y un futuro desarrollo sano de la personalidad. Por ello hoy vamos a tratar la forma para evitar que esto ocurra, enseñando a los niños a no burlarse de los demás.
En edades tempranas, cuando las bases de la personalidad se encuentran en formación, es un momento crucial para que aprendan a respetar y aceptar las diferencias de los demás. Si el infante basa sus relaciones en el respeto, la convivencia y la tolerancia lo más seguro es que siga manteniendo estos valores una vez sea adulto.
- Los niños aprenden por imitación, y en la mayoría de los casos empiezan a burlarse de otros porque lo han aprendido de los adultos de referencia. Puede que sus padres o adultos más cercanos estén acostumbrados a criticar a otras personas.
- También cabe la posibilidad de que hayan sido víctimas de burlas y/o acoso y perpetúan estos comportamientos sobre otros niños como forma de protegerse de lo que sienten.
- En ocasiones se debe a que la inseguridad y la falta de autoestima los lleva a burlarse de otros para sentir algo de control.
- Otra opción es que no tengan buenas habilidades sociales y no tengan otras formas para poder relacionarse adecuadamente con el resto, creyendo que burlase es una forma lícita de relacionarse.
Es importante acompañar emocionalmente a los infantes y mediante el aprendizaje y la empatía hacerles comprender que puede entretenerse y socializar sin dañar a los demás. De esta forma creará vínculos más sanos con su entorno y con él /ella mismo/-a.
Las figuras paternas deben asumir la importancia de sus conductas sobre los niños. La mejor forma de enseñar es con el ejemplo. Si estamos enseñando al infante que debe adoptar una actitud cordial y respetuosa es recomendable que nosotros cuidemos la forma en la que nos dirigimos a ellos y a los que nos rodean, evitando la violencia y las conductas irascibles. Pues esto solo causará confusión en el niño y un deterioro en nuestra relación, ya que puede sentirse desconcertado o engañado.
Dicho esto, es momento de reflexionar sobre nuestra forma de interactuar con los demás y modificar los patrones que no queremos que sigan repitiéndose.
La empatía es un buen recurso para que entiendan el daño que pueden causar. Una manera de practicarla es programar juegos de rol en familia. Por ejemplo, uno en el que él se ponga en el papel de la víctima, es decir, la persona a la que no están tratando bien, para que concienciarlo sobre lo que podría sentir alguien que está recibiendo el abuso (es importante explicar este juego antes de comenzar, jugando desde el respeto, con ejemplos sencillos y sin llegar a extremos que puedan herir al infante y realizando una reflexión final de cómo él se siente y que lo exprese).
Aquí os dejamos posibles formas de explicarle a los niños que ese comportamiento no es sano:
• Cuando te burlas de otros los haces sentir mal.
• Si te burlas de los demás ellos no tendrán reparo en burlarse de ti.
• Tener miedo de una persona no ayuda al mantenimiento de la amistad.
• Es mejor ser el centro de atención por las buenas acciones y no por las malas.
• Para tener amigos, primero se debe aprender a cómo ser amigo.
• Burlarte de los demás te convierte en «matón» o «abusón» y ellos no tienen verdaderos amigos.
• Burlarse de los demás sólo trae problemas.
• Si alguien se burla de ti busca ayuda de un adulto.
Esperamos que el artículo os haya resultado de ayuda. Con paciencia, ánimo y comprensión todo fluye mucho mejor.
Recordad que el cambio siempre empieza desde uno mismo.